[Ceremonia] Nombramiento de un Diacono (SE Ubaldo)

Color azul = futuro Diácono/isa

En la «Iglesia/Catedral» se celebraba un acontecimiento particular: un nuevo clérigo iba a ser nombrado para servir a la Iglesia Aristotélica. Se formaba un nuevo servidor de la Verdadera Fe que ayudaría a extender el mensaje divino a la humanidad. Se tocaron las campanas para avisar a los fieles del nombramiento de un nuevo «Diácono/isa».

{Imagen de campanas o de llamada a los fieles}

Llegada y comentarios del futuro diácono, fieles, invitados, etc...

El «Sacerdote» llamó la atención a los presentes y dijo en voz alta:

Queridos hermanos, estamos reunidos aquí para dar las gracias al Todopoderoso. También estamos reunidos para celebrar el nombramiento de un nuevo «Diácono/isa». Nuestra celebración no debe ser únicamente festiva, también debe hacerse con humildad y alegría.

Sí, hijos mios, Nuestro Señor es la prenda de nuestro amor por nuestro prójimo.
Es, con nuestra fe, que podremos olvidar las intenciones ofensivas
Es, con nuestra fe, que impondremos silencio a las personas corrompidas por la Criatura sin Nombre.
Es, con nuestra fe, que convenceremos a los no creyentes a que vengan para rezar con nosotros a Nuestro Señor.

¡Que Dios tenga misericordia de ellos, que les perdone todos sus pecados y les conduzca a la vida eterna en el Sol!

Amén.

Hoy es un día especial porque voy a nombrar a un «Diácono/isa». Pero antes, leamos un poco el Libro de las Virtudes. ¿Qué nos dice nuestro Mesías al respecto?

El «Sacerdote» abrió el Libro de las Virtudes y leyó:

Libro de las Virtudes a écrit:

La Vida de Christos
Entonces, mis apóstoles, mis clérigos, a vosotros os corresponde seguir el camino trazado, os corresponde bautizar a los que quieren entrar en el seno de la comunidad de los fieles de Dios, os corresponde ordenar a sacerdotes que deseen dedicarse por completo al amor de Dios, os corresponde oír en confesión a los que desean ser purificados de sus pecados, os corresponde castigar a los que no sepan mostrarse dignos del amor de Dios, y os corresponde predicar por lo menos cada domingo, con el fin de que la voluntad del Altísimo se cumpla.

Entonces, le pidió a «XXXXXX» que subiese al altar junto a él. Una vez ambos allí, el «Sacerdote» le preguntó al futuro «Diácono/isa»:

Tú, «XXXXXX», ¿prometes oficializar tu cargo de «Diácono/isa», guíar a tus fieles en el camino de la virtud trazado por Christos, nuestro Mesías?

¡Lo prometo!

¿Juras respeto y obediencia a mí y a mis sucesores?

¡Lo juro!

Entonces, el «Sacerdote» puso su mano sobre la cabeza de «XXXXXX» y dijo:

Por el contacto de mi mano, yo te transmito el poder de administrar los sacramentos del bautismo, del matrimonio y del funeral. Ahora eres «Diácono/isa de PUEBLO». Este cargo no es una recompensa, sino una misión.

Recemos juntos el Credo Aristotélico:

Credo a écrit:

Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN

Creo en Dios, el Altísimo Todopoderoso,
Creador del Cielo y de la Tierra,
de los Infiernos y del Paraíso,
Juez de nuestra alma en la hora de la muerte.

Y en Aristóteles, su profeta,
El hijo de Nicómaco y Faestis,
enviado para enseñar la sabiduría
y las leyes divinas del Universo a los hombres perdidos.

Creo también en Christos,
Nacido de María y Giosep.
Dedicó su vida para mostrarnos el camino del Paraíso.
Por ello después de haber sufrido con Ponce,
Murió como mártir para salvarnos.
Alcanzó el Sol donde lo esperaba Aristóteles a la derecha del Altísimo.

Creo en la Acción Divina,
En la Santa Iglesia Aristotélica Romana, Única e Indivisible;
En la comunión de los Santos;
En el perdón de los pecados
Y en la Vida Eterna.

AMÉN

Ahora, te doy esta medalla, prueba de tu cargo como «Diácono/isa»:



Cogió la medalla y se la puso alrededor del cuello de «XXXXXX».

Puedes ir en paz.

Pensamientos, comentarios, etc…